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El príncipe Andrés de Inglaterra ha dejado oficialmente de serlo. A partir de ahora, será conocido simplemente como Andrew Mountbatten Windsor. La Monarquía británica ha decidido retirarle el título, así como los honores y distinciones que ostentaba, en el marco de la polémica que rodea su implicación en el caso Epstein.
Como consecuencia de esta medida, Andrés deberá abandonar el Royal Lodge, la residencia real en la que ha vivido desde 2004. A partir de ahora, no podrá residir en ninguna propiedad de la Corona y deberá mudarse a un alojamiento privado, cuyo coste correrá a cargo del rey Carlos III.
La orden de desalojo ya ha sido formalmente entregada al expríncipe, marcando un cambio definitivo en su estatus dentro de la familia real británica. La decisión ha sido comunicada mediante un comunicado oficial de la Casa Real, que enfatiza la seriedad de la medida y la intención de preservar la reputación de la institución. En el texto, se recalca que "Sus Majestades desean dejar claro que sus pensamientos y máxima simpatía han estado, y seguirán estando, con las víctimas y supervivientes de toda forma de abuso".
Con esta resolución, la Corona británica deja claro que su prioridad es proteger a las víctimas y mantener la integridad de la institución, al tiempo que marca un antes y un después en la vida de Andrés. La decisión ha generado un fuerte impacto mediático y será recordada como un momento histórico en la monarquía contemporánea.
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