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Durante un reciente viaje en el Air Force One, Donald Trump protagonizó un incidente polémico con una periodista que le preguntaba sobre los archivos de Jeffrey Epstein. Según varios medios, cuando la reportera le consultó si existía información comprometedora en los correos electrónicos o documentos relacionados con el caso Epstein, Trump le respondió con un tono despectivo: “Cállate, cerdita”. La reacción del expresidente fue captada mientras señalaba a la periodista con el dedo, un gesto que muchos interpretaron como intimidatorio y ofensivo.
El episodio ha generado críticas inmediatas de distintos sectores de la prensa y de defensores de los derechos de las mujeres, quienes consideran que el comentario refleja un comportamiento misógino y una falta de respeto hacia la labor periodística. En redes sociales, la frase se volvió viral, provocando debates sobre los límites del trato hacia los medios de comunicación y la manera en que los líderes políticos interactúan con los periodistas.
El contexto de la pregunta, relacionado con Jeffrey Epstein y posibles documentos sensibles, hizo que el incidente cobrara aún más relevancia. Numerosos expertos en comunicación política han señalado que, independientemente de la presión de la situación, las respuestas agresivas a preguntas legítimas pueden dañar la imagen pública de cualquier figura política y alimentar polémicas que eclipsan otros mensajes.

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